
Extendiéndose hacia el horizonte flanqueados por montañas y verdes lomas, uno tras otro los lagos salpican la orografía escocesa. Así surge ante nosotros el loch Duich, camino de la isla de Skye. Sin embargo, antes de que el lago se funda con el infinito, como tantos otros, un castillo emerge desde la lejanía. Sobre una porción de tierra de apenas unas decenas de pasos se levanta uno de los iconos de Escocia: el castillo de Eilean Donan, nombre que recibe de la minúscula isla sobre la que se asienta (Eilean Donnáin – Isla de Donnáin).
Erigido en la intersección de tres lagos con salida al mar (loch Duich, loch Long y loch Alsh), el Eilean Donan Castle es quizá el más fotografiado, filmado y visitado de los castillos escoceses, además de uno de los mejor conservados, fue completamente reconstruido en 1932.

Innumerables son las razones para visitar este monumento, tantas como posibilidades fotográficas ofrece. Pues no sólo es el castillo, sino su emplazamiento y su entorno los que superan las expectativas de quién se acerque hasta allí atraído por los relatos de tan mágico paraje.
Un entorno en constante cambio que ofrece una extraordinaria variedad de ambientes dependiendo de la hora o la época en la que se visite. Con la mágica luz escocesa como anfitriona y con el ir y venir del agua bañando los cimientos del castillo al antojo de las mareas. Con la cálida iluminación del ocaso deslizándose desde el mar hasta los muros del castillo, mientras se tiñe de naranja la superficie de los lagos que lo rodean. La verde y espesa hierba, alimentada por la lluvia, lo cubre todo desde las lomas que flanquean el lago y cuando el tiempo se vuelve inclemente es el blanco de la nieve el que se desliza hasta cubrir el castillo. Y cuando las nubes se abren y el sol ilumina un día claro el castillo se yergue y mira de frente a las cumbres de la isla de Skye.
Rincón casi obligatorio en un visita a Escocia, que me hace preguntarme si fue primero el huevo o la gallina: si viajé hasta Escocia para disfrutar de este lugar o si fue la primera chincheta en el mapa cuando decidí viajar a las Highlands. Sea una u otra, lo seguro es que no decepciona. Un lugar en el que detenerse a respirar profundamente.